Tannia y su emprendimiento de productos de paja toquilla

Desde la provincia de Santa Elena, Ecuador, Tannia de 28 años nos cuenta cómo vive su faceta de emprendedora. Al visitar esta comunidad, es muy común ver la paciencia de cómo las personas nativas procesan la toquilla.

Encontramos a Tannia, con su jovial sonrisa menciona que para muchas personas es sorprendente que ella desde los 6 años elabore productos autóctonos con la paja toquilla. Nos cuenta que ama tejer, que cuando lo hace, se inspira y que se siente orgullosa de practicar una actividad ancestral.

Muy emocionada nos cuenta que fue niña patrocinada por Plan International desde los 10 años de edad, “recuerdo los teatros e integraciones en los que aprendí a ser fuerte y feliz”. Pasó a ser voluntaria a los 18 años, “decidí ser voluntaria de Plan porque mi fin es estar involucrada en actividades sociales de mi comunidad”. Trabajar en charlas con jóvenes le ha permitido conocer su potencial como facilitadora, además de que se siente plena apoyando a mujeres y hombres que deciden descubrir y fortalecer sus habilidades. En el año 2018 fue premiada por su buen desenvolvimiento como voluntaria en su comunidad, “ese reconocimiento me lo gané cuando trabajaba y estudiaba a la vez, me demostré a mí misma que puedo lograrlo todo” recuerda Tannia.

Ha participado en varios talleres sobre autoestima y proyecto de vida. Tannia menciona que, a partir de su capacitación en sesiones de empoderamiento económico femenino organizadas por Plan International, aprendió a arreglar electrodomésticos. Luego decidió participar en un concurso de ideas de emprendimiento, puso en práctica todo lo aprendido y ganó un capital semilla con el que pudo adquirir insumos para poder implementar su negocio propio. Comenzó a elaborar y comercializar productos como sombreros, carteras, alcancías y adornos para el hogar, todo realizado con paja toquilla. Además, ha participado en ferias artesanales en otras provincias.

Desde su hogar vemos a una joven optimista y con gran empeño en su actividad económica, quien exhibe y vende productos artesanales diseñados por ella misma. Sus ventas las hace desde un espacio físico, así como por redes sociales. Su trabajo le permite organizar su tiempo para desempeñarse como madre también.

Tannia es un reflejo de constancia y de aprendizaje, nos comenta que se siente privilegiada de poder practicar actividades que son de su total agrado, además indica que fue vicepresidenta de su comunidad, “las mujeres no nos limitamos, tenemos que quitarnos la idea de que no podemos” comenta.

En su comunidad apoya en actividades que involucra la protección de niñas y niños e impulsa a las mujeres a ser parte de la toma de decisiones del desarrollo de su comunidad. Como voluntaria, Tannia ha incidido para que varios proyectos y procesos de formación en emprendimiento puedan ser impartidos en su comunidad.

Ella se considera una mujer de retos, indica que le ha tocado esforzarse mucho para alcanzar sus metas, aspira crecer con su emprendimiento, vender los productos a nivel nacional e internacional.

Autora: Mercy Pineda, Técnica de Sostenibilidad – Oficina Santa Elena