¿Sabes por qué invertir en emprendimientos de mujeres ayuda al desarrollo de la sociedad?

  

En los actuales escenarios económicos y sociales altamente complejos y cambiantes, que incluyen una pandemia global que ha durado más de dos años, el apoyo para la creación y el fortalecimiento de emprendimientos de mujeres es cada vez más necesario. Uno de los efectos de la pandemia de acuerdo a estadísticas nacionales es el aumento de la tasa de desempleo, siendo las mujeres las más afectadas. Según datos del INEC (2021), la tasa de desempleo en las mujeres fue del 6,5 % y en los hombres fue del 4 %. Más aún, la tasa de empleo adecuado para los hombres fue de 37,8%, frente al 25,5% de la tasa de mujeres (ENEMDU, 2021).1 

Desde Plan International contribuimos a formar emprendedoras con una visión basada en el bienestar de la familia, la comunidad y el cuidado del medio ambiente para fortalecer una cultura emprendedora orientada a la sostenibilidad. Estamos convencidos que, invertir en la capacitación de habilidades técnicas, financieras y blandas, especialmente de adolescentes, jóvenes y mujeres es generar una onda expansiva que cambia y mejora vidas.  Es así el caso de Josefa, una emprendedora que vive en Portoviejo y quien ha sido parte del programa de formación denominado “Laboratorios de Innovación Juvenil”.

“Aprender a liderar desde casa, ha sido quizás el aprendizaje más importante de mi vida. ​Tengo mi emprendimiento que es elaborar manualidades en muñequería y cosas para el hogar. Con la ayuda de mi familia y el apoyo que me ha brindado Plan internacional; entre ellos, la entrega del capital semilla, participación en varias ferias de emprendimiento, tanto en Portoviejo como en Manta, y la participación de capacitaciones con el Banco Comercial de Manabí, me han permitido seguir luchando por mis metas y no sólo cumplir mis anhelos sino alcanzar independencia económica”, menciona Josefa. 

Hasta el momento, Plan International ha apoyado en Ecuador a 256 emprendimientos de mujeres enfocados en áreas tales como la crianza de aves menores, crianza pecuaria, producción de café y miel, panadería, artesanía, belleza y alimentación. También ha promovido el acceso a educación y servicios financieros, incluyendo la asignación de capital semilla para los emprendimientos.  El trabajo de la organización permite evidenciar que cuando las jóvenes y mujeres cuentan con las herramientas necesarias, se empoderan y se convierten en las protagonistas de sus vidas apoyando a sus familias y comunidades a salir adelante. América Latina y el Caribe es la región con mayor porcentaje de emprendimiento femenino del mundo. Se trata de un colectivo que, aunque invierte un 50% menos de capital que sus pares masculinos, logra un 20% más de ingresos. (BID, 2016)2 

¿Por qué hablar de la independencia y del empoderamiento económico de las mujeres? 

Invertir en el empoderamiento económico de las mujeres ha ido cobrando importancia sobre todo en la región de América Latina, principalmente porque se lo asocia con un impacto positivo en las familias y comunidades y también se relaciona con un crecimiento económico inclusivo. Adicionalmente, desde una perspectiva de desarrollo económico, la igualdad entre hombres y mujeres contribuye a la reducción de la pobreza y a más oportunidades para todos y todas; y aporta a una mayor integración educativa de las generaciones futuras.  

Por otro lado, hablar de empoderamiento económico significa también reconocer factores y dificultades a las que  las mujeres se enfrentan día a día para continuar en el mundo laboral. Son ellas quienes sufren desigualdades y prácticas discriminatorias relacionadas con la redistribución social y económica, lo cual atenta a su autonomía económica, física y a su poder de toma de decisiones.  

Las mujeres son quienes siguen asumiendo 3 veces más el trabajo doméstico y de cuidado en los hogares ecuatorianos. (INEC, 2017)3 Esto supone, para ellas, asumir una doble carga de trabajo, incluyendo cuidado del hogar; y el empleo de su tiempo y recursos en el cuidado de los demás, que en gran parte no es valorado por la sociedad porque es percibida como obligación por parte de las mujeres. Esto también implica una barrera para su desarrollo profesional.  

Como hemos visto, existen múltiples factores que han dejado a las mujeres en una situación de desventaja frente a los varones en el ámbito laboral.  Además, en muchos espacios, la educación empresarial convencional no considera las limitaciones específicas de género, sino que, se refuerza la perspectiva masculina que establece como características y normas por parte de los empresarios a la competitividad, productividad y autoridad. Por otro lado, en muchos países, incluyendo a Ecuador, las mujeres de  zonas rurales y de escasos recursos cuentan con menos educación, tiempo y financiamiento para invertir en formación. Como consecuencia, especialmente las mujeres de bajos ingresos, se benefician menos de los servicios de desarrollo empresarial que los hombres.  

Por otra parte, en una sociedad en donde las habilidades para trabajar o emprender son esenciales para la subsistencia de cualquier ser humano, la afectación a la autonomía económica deja a las mujeres desprotegidas y más vulnerables ante los diferentes tipos de violencia. La percepción de imposibilidad de salir de círculos de violencia significa que, además de sentirse limitadas para tomar decisiones en base a sus propios deseos y los proyectos de vida, está limitada su capacidad de influir en la toma de decisiones en espacios laborales y públicos. 

Por lo tanto, promover, analizar y debatir sobre la importancia del empoderamiento económico femenino contribuye a disminuir las relaciones de poder dentro de los hogares y del mercado laboral; así como, las inequidades entre los géneros. Es necesario y urgente dotar a las mujeres de herramientas y conocimientos que les permita fortalecer su autoestima, su poder de toma de decisión y otorgarles los medios para su propia subsistencia económica.  

Al igual que Josefa, cientos de jóvenes han participado en programas donde se promueve las oportunidades y habilidades para el empleo y el emprendimiento de mujeres, que se centran en garantizar que personas vulnerables y excluidas, sean resilientes, tengan independencia económica y mayor seguridad, y que participen activamente en un trabajo decente de su elección, ya sea asalariado o por cuenta propia, como es el caso de los emprendimientos. 

Conoce más historias de emprendimientos de mujeres en los siguientes enlaces: 

Autora:  

Gabriela Regalado   

Asesora Nacional de Empoderamiento Económico 

Plan International Ecuador 

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