Juliet
La historia de Juliet nos inspira y demuestra el optimismo con el que las niñas y jóvenes promueven sus derechos y luchan para acelerar el reloj, es decir, para lograr la igualdad en menos tiempo, con el apoyo de todos los actores de la sociedad.
Un día mi mamá recibió una llamada de una técnica de Plan International Ecuador que le dijo: “su hija debería participar en las capacitaciones sobre derechos de reproducción sexual”. Mi mamá me preguntó y dije que sí quería ir. Así comencé este bonito camino con esta organización.
Al comienzo recibía las capacitaciones desde mi casa, era la época de la cuarentena por la pandemia del covid-19. De inmediato me interesó el tema, justamente porque era un tópico del que siempre quise hablar, pero, por miedo a qué dirían las personas, mis amigos o mi familia, no decía o no preguntaba nada. Ahora soy promotora de derechos sexuales y reproductivos.
Para mí es demasiado importante hablar sobre educación sexual y reproductiva. Yo estuve en un colegio católico donde no se daban charlas de estos temas. En general, al no hablar de esto, aumentan las cifras de embarazos adolescentes. Pero también pasan otras cosas. En mi colegio era muy común ver abusos psicológicos, era normalizada la situación de hacer bromas machistas. Recuerdo una vez que un chico le alzó la falda a una compañera y yo decía, dentro de mí: ¿por qué hace eso? Y quería preguntarle, pero veía a mi alrededor que nadie decía nada. La chica se iba sumamente deprimida porque se había violentado su privacidad. Después pude traducir la vergüenza que ella sintió, por qué se fue así, cuando adquirí los conocimientos que tengo ahora.
Creo que es importante que los chicos se eduquen en salud sexual y reproductiva para que no tengan hijos a edades muy tempranas. También es importante para no festejar a otras personas los abusos que cometen y para entender que alzarle la falda a una compañera de clase es una falta de respeto, por decir lo menos.
Además, creo que las capacitaciones en salud sexual y reproductiva son muy importantes por dos cosas más. La primera, porque las chicas y los chicos pueden pensar mejor en su proyecto de vida, con los pies en la tierra.
Cuando pensamos en nuestro futuro, se nos vienen muchas cosas a la mente. Por ejemplo, yo quiero tener un novio o quiero tener una familia, pero hay que preguntarse: ¿tengo recursos para mantener a mi familia, para tener una casa? o ¿estoy bien sentimental y mentalmente para desarrollarme como mamá?
La gente dice que los jóvenes son el futuro. Pero no, los jóvenes son el presente. Para lograr ese futuro anhelado, necesitan conocimientos, estar preparados para identificar faltas de respeto, abusos psicológicos y sexuales, o crear su proyecto de vida.
Cuando me preparaba para ser promotora, acudí súper nerviosa a las primeras capacitaciones. Estaba acostumbrada a callarme las cosas que pensaba, pero en las primeras charlas de educación sobre salud sexual y reproductiva, los chicos y chicas hablaban muy libres, y eso me dio confianza para también participar. La primera vez que alcé la mano para hablar quise hacer una pregunta corta, pero me extendí muchísimo, y eso me pasa en la mayoría de talleres. Yo sé que hablo mucho porque me he guardado tantas cosas, y sé que ahora por fin las puedo decir.
Al participar, siempre me siento cómoda. Antes tenía miedo, bueno, todavía sigo trabajando en que me digan: “no, está mal”, porque en mi colegio, a quienes daban una respuesta incorrecta, les señalaban, criticaban o se burlaban. Pero yo ahora participo y las técnicas de Plan International me dicen: “muy bien, me gusta tu punto de vista”; o me dicen: “te explico esto por si no lo sabías”, siendo amables y respetuosas.
Siento que Plan International Ecuador ha ayudado a que la verdadera Juliet florezca. Antes de esas capacitaciones, yo quería encajar dentro de la sociedad machista del cantón donde vivo, en la provincia andina de Loja. Me ponía un montón de capas, pero ahora tengo la seguridad de ser quien soy. Por ejemplo, decir: yo quiero hacer esta actividad, ¿cómo lo hago? Las técnicas siempre están dispuestas a ayudar. Aquí he sentido que se cumple lo que se dice ser uno mismo. Me han dicho: exprésate como quieras, como sientas, libera tus emociones.
Luego de que comencé a ser promotora, entré al Movimiento Por Ser Niña, en mi cantón. Desde ahí, han venido más oportunidades a mi vida. Una de esas, ser mentora de las escuelas de liderazgo, donde doy capacitaciones. Nunca me imaginé compartir mis conocimientos con otras chicas. La conexión con ellas es muy bonita, porque es un intercambio intenso de conocimientos. Gracias a Plan International he conocido a muchos chicos y chicas maravillosos, que tienen un potencial hermoso.
Me gusta dar capacitaciones. Es tan bonito cuando las chicas me agradecen por lo que les enseño o se acuerdan de mi nombre. Eso significa que pusieron atención.
Me dicen: “gracias por los conocimientos”. O, a veces, en un debate de opiniones, alguien dice: “a mí no me parece lo que dices, pero quiero saber más de esta información”. Cuando doy capacitaciones, me gusta hacerlas dinámicas, que los chicos alcen la mano, que pongan emojis si el taller es virtual, o que hagan preguntas mientras voy explicando. Para mí, dar capacitaciones también es aprender de todo el conocimiento que se comparte. Yo siempre digo: lo que nosotros tenemos en la mente puede ayudar a salvar una vida. Puede ser que a alguien le haga falta ese conocimiento para salir adelante. Hay que compartir.
Cuando estoy dando un taller, siento un nivel de felicidad sumamente alto. Me gusta mucho generar confianza con las otras personas, que me digan: “quédate al final, Juliet, porque quiero contarte algo”; es decir, que me cuenten algo muy personal. Eso es gratificante porque me recuerdan a mí, cuando yo buscaba a esa persona de confianza para contarle las situaciones que pasaba y nunca la encontré.
Al finalizar los talleres siempre me gusta darles a todos alguna palabra de motivación. Cuando son talleres virtuales yo suelo decirles: “que les vaya bien”, pero cuando son presenciales, les digo: “espero que logres todos tus sueños”, porque a veces son palabras lo que nos hace falta, y estas no se dicen día a día.
Ver como crezco, tanto en edad como en conocimientos, es muy bonito. Creo que las chicas dentro del Movimiento Por Ser Niña están felices por cómo son ahora, al igual que yo. Nos espera un futuro para seguir aprendiendo. Por el momento, voy a seguir con mi interés de aprender y capacitar a otras chicas y chicos. Solo el día en que una niña o mujer no sea violentada, que no haya alertas de suicidios, yo creo que pararé y diré que mi labor de mentora o formadora ha terminado. Eso significa que pusieron atención.
Aún faltan 131 años para lograr la igualdad de género[1]. En Plan International trabajamos para que el optimismo perseverante de las niñas y los niños, de nuestro equipo y de nuestros socios reduzca el tiempo que las niñas y mujeres deben esperar para tener igualdad de derechos.
Con tu donación podemos acelerar el reloj. Dona en https://plan.org.ec/donar/
¡Somos Plan International y no nos detendremos hasta lograr la igualdad!
[1] Foro Económico Mundial, junio 2023.