María Eduarda: Las mujeres también hacemos historia 

María Eduarda creció en un hogar donde los altos y bajos de la vida eran una constante, sin embargo, estos fueron una fuente de grandes aprendizajes. Aunque su familia no contaba con muchas comodidades, encontró en su madre una inspiración inagotable. Su madre, una mujer fuerte, trabajadora e independiente, se convirtió en el ejemplo que María Eduarda decidió seguir; fue gracias a su madre que aprendió la importancia de esforzarse, aprender constantemente y trazar su propio camino con la convicción de salir adelante. 

Desde su infancia, María Eduarda soñaba con muchas cosas, pero había un hilo conductor en todos esos sueños: el arte. Anhelaba convertirse en bailarina profesional porque bailar le proporcionaba una sensación de libertad incomparable. Cada movimiento, cada paso al ritmo de la música era para ella una expresión de su alma, una manera de transmitir sus sentimientos. También disfrutaba dibujar en sus ratos libres, pero el arte siempre fue una parte fundamental de lo que su corazón anhelaba. 

Para María Eduarda no fue hasta que descubrió el activismo y el liderazgo que encontró una nueva pasión: luchar por los derechos, el respeto, la inclusión y la paz. Ese descubrimiento la llevó a querer ser una voz para aquellas mujeres obligadas a vivir en silencio. Su camino en el Movimiento Por Ser Niña (MPSN)1 comenzó gracias a una invitación que recibió de un técnico en territorio dentro del cantón Paltas. En ese tiempo, María Eduarda dirigía un grupo de danza folclórica junto a amigos del barrio, y se reunían casi todas las noches para ensayar. Fue en una de esas reuniones que les invitaron a participar en un proyecto llamado Zona Libre de Embarazo Adolescente (ZLEA), impulsado por Plan International. Aceptó con entusiasmo, y su constancia y ganas de aprender abrieron las puertas a más proyectos dentro del cantón, lo que eventualmente la llevó a formar parte del Movimiento. Nunca imaginó que algo que amaba tanto como bailar la conduciría a este camino de activismo y liderazgo. 

El Movimiento, una organización de la sociedad civil conformada por niñas, niños, adolescentes, jóvenes mujeres y hombres, que buscan la igualdad y la equidad de género, le ofreció mucho más de lo que jamás habría imaginado. Fue el lugar donde se encontró a sí misma, donde pudo desarrollar sus habilidades y trabajar en sus debilidades. A nivel personal, le ayudó a crecer como una mujer fuerte y poderosa, sin miedo a alzar la voz por los derechos y la igualdad. Se forjó como líder, y a nivel profesional la motivó a continuar sus estudios hasta obtener su título universitario en Derecho. Ahora, como abogada, sabe que su voz resonará aún más fuerte en la lucha por los derechos de las mujeres. 

De igual manera, el Movimiento le abrió las puertas a María Eduarda a capacitarse sobre igualdad de género, liderazgo, autoestima y proyecto de vida. La experiencia más significativa para ella fue participar como mentora en una escuela de liderazgo en la ciudad de Loja, donde trabajó con adolescentes y jóvenes mujeres en situación de movilidad humana y de la comunidad de acogida. Cada una de esas niñas le enseñaron lo fuertes que son, a pesar de las difíciles situaciones que han vivido. Su resiliencia, sus sueños y habilidades la inspiraron profundamente, la joven artista y lideresa aprendió tanto de esas jóvenes como ellas de ella. 

Con el tiempo, también inició un emprendimiento de mini donas, este negocio no solo le ha ayudado a cubrir algunos gastos de sus estudios universitarios, sino que también ha aprendido a organizar su tiempo y recursos, a gestionar los desafíos con poco capital, y a mantenerse firme en sus convicciones, incluso cuando enfrentaba comentarios o miradas despectivas mientras vendía en la universidad. Su emprendimiento ha sido una prueba de su fuerza como persona y de su capacidad para equilibrar diferentes aspectos de su vida profesional. 

La participación de María Eduarda en el MPSN y su emprendimiento han dejado una huella positiva en su comunidad. Junto con sus compañeras, ha alzado su voz y llevados a cabo proyectos significativos para generar conciencia sobre temas cruciales. Su meta es seguir sensibilizando a través de las historias de vida de las niñas de su comunidad, generando espacios de diálogo seguro y fomentando la igualdad de género, la sororidad y el liderazgo. 

En el futuro, María Eduarda aspira a expandir su negocio, mejorar sus habilidades en publicidad y seguir creciendo tanto a nivel personal como profesional. Pero más allá de sus logros individuales, desea ser recordada como una joven que inspiró a otras niñas, adolescentes y mujeres a creer en sí mismas, a reconocer su valor y a alzar su voz sin miedo. 

María Eduarda está convencida de que cada una de las niñas y mujeres tiene el poder de transformar su vida y dejar una huella imborrable en la sociedad. “Somos poderosas, somos resilientes, y juntas, podemos iluminar incluso los lugares más oscuros. Nosotras también hacemos historia”. 

Autora: Jehocasta Fierro, Técnica de Sostenibilidad. 

Oficina Loja 

<div class="title"><i class="fa fa-long-arrow-left"></i> Previous Post</div>