En los Andes ecuatorianos, un grupo de mujeres encuentra cuatro felicidades
Cerca del colosal volcán Chimborazo, en los Andes ecuatorianos, se encuentra la ciudad de Guamote, de la cual forman parte varias comunidades en donde Plan International trabaja desde hace varios años.
Estas localidades están llenas de sembríos y de hermosos paisajes. En el verano, el viento sopla con más fuerza, el cielo tiene otras tonalidades, los rostros se iluminan y los colores de las vestimentas de sus habitantes, en su mayoría indígenas, brillan más. Esto contrasta con la realidad de la provincia que ha sido históricamente una de las más pobres de Ecuador.[1] En Guamote, la pobreza por necesidades básicas insatisfechas alcanza más del 95% de la población total del cantón. [2]
En este contexto, encontramos un grupo de 18 mujeres, largos caminos de tierra y con curvas hay que recorrer para llegar y conversar con ellas.
Felices y orgullosas nos cuentan sobre cómo sus vidas están cambiando desde que, junto con Plan International, promovieron un proyecto para buscar su bienestar y que se convierta en su felicidad, y que además es autogestionado por ellas mismas.
El grupo se llama “Wiñari”, que, en su lengua natal, el quichua, significa “Crecer”, verbo que hace alusión al proceso que están teniendo para mejorar su calidad de vida. Todas son indígenas, la mayoría no saben leer ni escribir y su acceso a servicios básicos ha sido siempre limitado. La tasa de analfabetismo en la población mayor de 15 años es de 20,1%, y es mayor en las mujeres (25,4%), que en los hombres (14,8%).[3]
Hace menos de un año, David Alvarado, Gerente de la Oficina Chimborazo-Bolívar de Plan International y su equipo, socializó con estas mujeres una propuesta de trabajo, basada en una metodología de la cooperación japonesa (JICA) llamada “Enfoque de Mejoramiento de Vida”. Inicialmente, por más de dos meses se implementaron talleres que tenían como objetivo que las participantes identifiquen qué les haría felices. Ellas reflexionaron sobre qué necesitarían para lograr ser felices, tanto en su bienestar como en sus entornos y manera de vivir.
“A mi edad nunca había recibido este tipo de talleres, así de esa manera, así dibujando, […] Ahí, pensado, conversando, estando en los talleres, que lo que más necesitamos es lo que estamos haciendo y lo que nos va a hacer felices a nosotros como mujeres…”, mencionó agradecida Ramona, una de las mujeres del grupo Wiñari.
El proyecto empezó a tomar forma y las mujeres se apropiaron del mismo. Realizaron ejercicios de introspección que las llevó a conocer sus prioridades, fortalezas y a reconocer que eran ellas mismas quienes debían trabajar para alcanzar las felicidades, y que cuentan con materiales del medio para hacerlo:
“El trabajo de base, que ellas crean que como mujeres pueden mejorar sus vidas, ese trabajo de los primeros dos meses fue el básico”, nos comenta David Alvarado.
Condición de vida y las felicidades
En la comunidad donde ellas viven, las cocinas de leña (los fogones) se ubican a nivel del piso, en chozas muy oscuras, separadas del resto de la casa, en donde el aire no circula ni hay acceso al agua. Esto ha causado que muchas sufran de dolores crónicos de espalda y que tengan enfermedades en los ojos; por muchos años sus cuerpos han tenido que soportar la posición requerida para cocinar a nivel del suelo y han tenido que, desde niñas, cargar el agua para cocinar y lavar los alimentos. A diario, sus ojos también han aguantado el humo. Además, el acceso a alimentos es limitado y para tener una dieta más variada y nutritiva han tenido que recorrer regularmente varias horas.[4]
Dado este contexto de sus vidas, ellas determinaron los cambios que les generaría bienestar y alegría, así identificaron 4 felicidades: contar con un fogón cómodo, tener agua en el interior de la cocina, tener una huerta con cercas vivas[5] y disponer de su propio dinero.
Estas 4 felicidades priorizadas por el grupo constituyen los ejes del proyecto. Posteriormente, desarrollaron un plan de trabajo a corto plazo. Las soluciones las plantearon ellas mismas, empezaron a trabajar arduamente. David Alvarado, también recalca que “el gran liderazgo de las mujeres, permitió que tomen decisiones acertadas, que perseveren en sus objetivos, y que gestionen apoyos por parte de socios”.
El Fogón Ecológico
Visitaron a la Fundación Mashcana, y contaron con su apoyo técnico en la construcción del fogón ecológico. Ahí, les enseñaron sobre este modelo de cocina alternativa que podían construir y adaptarse a sus hogares. Algo innovador que surgió de este asocio es que ellas aprendieron sobre métodos de construcción alternativa. Por ejemplo, la mezcla del material con el que construyeron su nuevo fogón ecológico tiene melaza, paja de páramo, majada de caballo o de burro y lodo.
“Por no saber, antes no tuvimos este tipo de cocinas, pero lo más importante es que nuestra salud va a estar mucho mejor, nuestra vida va a cambiar. Por el tema del humo, ya no nos va a afectar nuestros ojos, nuestros pulmones, es otro tipo de vida.”, indicó Dolores muy contenta.
El Agua
Para construir el nuevo fogón se dieron cuenta que debían tener la cocina integrada al resto de su casa. El nuevo diseño de la cocina donde se ubica el fogón ecológico es espacioso e incluye un grifo y lavabo para que el acceso al agua sea fácil y para que puedan cocinar, lavar los alimentos y lavarse sus manos.
“Por la falta de dinero a veces no sabíamos cómo hacer porque necesitábamos materiales para la construcción, pero nosotros gestionamos, buscamos volquetas, fuimos al GAD [Municipio], y ahí había una comisión que hizo muy bien y también nos aprobaron los grifos”, indicó Dolores, integrante del grupo “Wiñari”, al referirse al proceso y a lo logrado por ellas.
La Huerta y las Cercas Vivas
Aprendieron también sobre cómo establecer huertas considerando la altura de los páramos en la que ellas viven. Una de las alternativas que les recomendaron fue rodear a la huerta con una cerca viva, para que se produzca un microclima y se proteja del viento, y que así, más productos crezcan cerca de sus hogares y no tengan que viajar al centro de Guamote para tener alimentos frescos. Algunos de sus cultivos incluyen la acelga, remolacha, coliflor, cebolla, lechuga y plantas medicinales.
Felipa, una de las mujeres comenta que “ellas con sus propias manos están sembrando las plantas orgánicas y tienen hortalizas para comer con sus familias, y así les queda plata para otras cosas”.
La Caja de Ahorros
Las mujeres del grupo Wiñari decidieron también que debían contar con sus propios recursos económicos. Para ello, establecieron una caja de ahorros que les permitiría acceder a microcréditos y ahorrar para contar con los préstamos que necesitan, pues la caja de ahorro se conforma con los fondos aportados por las participantes. En apenas 8 meses de iniciado el proyecto, ya brindan préstamos de hasta $1000 a bajo interés y con cero morosidad.
El proyecto en la actualidad
“Este es un proyecto novedoso porque está fundamentado en su bienestar y en que ustedes estén contentas, en que estén felices”, menciona a las mujeres, Fanny Yaucen, coordinadora del proyecto.
Después de 8 meses, 10 de las 18 mujeres ya tienen sus nuevos fogones ecológicos y las restantes tienen un avance en la construcción del 75%. Se espera que hasta finalizar el 2023 todas los terminen.
María Teresa nos contó que ya tiene su nueva cocina y que hace poco tiempo envió, a su sobrino que vive en Estados Unidos, unos ricos cuyes horneados. “Primero los aliñamos, luego hacemos, y de tarde ya fuimos a dejar [en la oficina de envíos]”. Estaba muy dichosa que a su sobrino le gustaron mucho los cuyes y que los envió junto con máchica y arroz.
Muchas, además, ya tienen su huerta, en donde siembran diversos productos que, gracias a las cercas vivas, ya han logrado cultivar, comer más sano y les genera ahorros.
La vida de las 18 mujeres es distinta. Sus hogares son más cálidos, sus dolores de espalda han disminuido, y se reducirán las enfermedades en sus ojos. La caja de ahorros les brinda recursos económicos para sus emprendimientos y necesidades. Los nuevos conocimientos que han adquirido y todo el proceso en el que han participado les ha brindado más confianza en sí mismas y la convicción de que ellas pueden mejorar sus vidas si se lo proponen.
“El propósito […]es fortalecer a las mujeres como sujetas autogestionarias, es decir capaces de reflexionar, planificar, actuar, posibilitándoles que mejoren la situación de sus vidas”, menciona David Alvarado.
“Lo que me encanta de este proyecto es que no se termina, porque cuando ustedes tengan el fogón, el agua, la huerta, las cercas de las huertas y la caja de ahorros, después hay que pensar qué otras felicidades necesitan en la vida y hay que ponerse a trabajar por eso y ustedes ya saben que pueden. Y ni siquiera es cuestión de mucho dinero, sino es cuestión, de ser creativas, de ser innovadoras, de golpear un montón de puertas”, afirma Rossana Viteri, directora de Plan International Ecuador.
El reto que queda es implementar esta iniciativa en otras comunidades para que su impacto se multiplique y transformar las vidas de más mujeres.
Por: Andrea Durango, Gerente de Comunicación, Plan International Ecuador.
Agosto, 2023
[1] Diario El Comercio, “La provincia de Chimborazo es la zona más pobre de la Sierra” https://www.elcomercio.com/actualidad/negocios/chimborazo-zona-pobreza-sierra-agricultura.html.
[2] Contrato Social por la Educación Ecuador, “Diálogo cantonal sobre educación, Guamote, provincia de Chimborazo”, http://contratosocialecuador.org/images/publicaciones/CCE/DC-Guamote.pdf, página 8.
[3] Contrato Social por la Educación Ecuador, “Diálogo cantonal sobre educación, Guamote, provincia de Chimborazo” http://contratosocialecuador.org/images/publicaciones/CCE/DC-Guamote.pdf, página 10.
[4] La DCI (desnutrición crónica infantil) está geográficamente concentrada en 16 de las 24 provincias ecuatorianas, que mantienen prevalencias mayores a la media nacional. Las provincias más desnutridas están en la Sierra Central, como Tungurahua (41,3%) y Chimborazo (39,4%) seguidas por Santa Elena, en la región costera (con 39,3%). Fuente: Fundación CRISFE (2022). Reporte de Nutrición 2022: La Desnutrición Crónica Infantil https://crisfe.org/docs/CRISFE-final-WEB.pdf, página 14. Autoedición.
[5] La huerta y las cercas vivas fue una de las “felicidades” identificadas por el grupo de mujeres. Las cercas vivas consisten en sembrar cercas con árboles nativos alrededor de la huerta para crear un microclima y que así, pueda crecer una variedad de productos que aporte a la alimentación.