Lenis: “Tenemos que ver las oportunidades a nuestro alrededor y aprovecharlas”

Las y los migrantes venezolanos están aprendiendo nuevas habilidades en Ecuador, para poder crear sus propios negocios, obtener ingresos y reiniciar sus vidas en un país diferente.

Todas las mañanas, Lenis, de 31 años, se dirige a su cafetería en Quito, la capital, con la mirada puesta en el día que le espera. Está muy lejos de su antigua vida en Venezuela, donde tenía que luchar a diario para conseguir comida y medicinas.

Una infección ocular implica que sólo tiene un 30% de visión en el ojo derecho, un problema que empeoraba debido a la mala alimentación y a la ansiedad. A menudo tenía que elegir entre comprar comida o medicinas, por lo que decidió emigrar a Ecuador con su marido y su hijo pequeño con la esperanza de un futuro mejor.

“En Venezuela no disponía de los medicamentos que necesitaba, así que cuando emigré a Ecuador estaba muy enferma. Dejar a mi familia no fue fácil porque sabía que cuando llegara aquí no habría nadie que me ayudara a cuidar de mi hijo, pero dejarlo atrás no era una opción”, explica Lenis.

Cuando Lenis llegó a Ecuador, el cambio de altitud afectó aún más a su vista y durante un breve periodo estuvo temporalmente ciega de un ojo. Luego se enteró de que su padre había muerto poco después de salir de Venezuela y, para colmo, descubrió que estaba embarazada de nuevo. Era demasiado para ella, sobre todo por su estado de salud.

“En ese momento, entré en crisis porque me di cuenta de que estaba sola aquí. Me pregunté qué íbamos a hacer. Estábamos en plena pandemia de COVID-19, así que mi marido no podía trabajar, ¿cómo íbamos a generar ingresos? Sin embargo, el casero donde vivíamos nos ayudó durante esos meses, no nos presionó con el alquiler ni con nada, y fue entonces cuando el estrés empezó a disminuir un poco”, cuenta Lenis.

Mientras daba a luz a su segundo hijo en el hospital, Lenis conoció a una mujer que la puso en contacto con Plan International. Tras participar en varios cursos de formación y talleres, Lenis se dio cuenta de que tenía derechos, especialmente como mujer, y su confianza empezó a crecer.

“Plan International marcó un antes y un después para mí como persona, en mi familia, en cómo tratar a los niños, cómo manejar el estrés y cómo afrontar la situación porque realmente me sentía como en una depresión”.

Gracias a capacitaciones con Plan International, Lenis desarrolló nuevas habilidades

La organización proporcionó a Lenis formación en emprendimiento con la cual aprendió a montar su propio negocio, incluidos los permisos que necesitaba, cómo hacer viable la empresa y cómo gestionar las cuentas. Al final del curso, recibió más ayuda para abrir una cafetería, incluido el equipamiento necesario, como un horno y un frigorífico.

“Personalmente, tener este negocio me ha ayudado mucho, porque antes solía vender mi comida en la calle con el bebé en el carrito, mis productos alimenticios debajo y mi hijo mayor caminando a mi lado. Era bastante difícil”, explica Lenis.

Lenis dice que una de las mejores cosas de los criterios del proyecto de Plan International es el requisito de que tanto migrantes como ecuatorianos trabajen juntos. Lenis emplea ahora en su cafetería a otras mujeres que proceden tanto de la comunidad inmigrante como de la de acogida.

“La parte de la inclusión es maravillosa porque nos ayuda a darnos cuenta de que, independientemente de que seamos de nacionalidades diferentes, todos somos iguales”, afirma. “Creo que todos somos seres humanos y eso es lo bonito de Plan International. Da oportunidades a todas las personas, sin discriminar su nacionalidad, raza o sexo”.

Migrantes y ecuatorianos trabajan juntos

El café de Lenis prospera ahora. “En Venezuela estudié ingeniería, algo muy diferente a la cocina y, sin embargo, he descubierto que cuando la vida nos pone en un lugar determinado, nuestro deber es ser resilientes, adaptarnos a la situación y no quejarnos. Tenemos que ver las oportunidades que tenemos a nuestro alrededor y aprovecharlas”.

En cuanto al futuro, Lenis se muestra entusiasmado por lo que pueda depararle. “Realmente me veo como una mujer mucho más segura de sí misma y quiero animar a más mujeres a convertirse en empresarias”.

Fuente: Nina DeVries, Global Press Officer

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