La vulnerabilidad, violencia y falta de oportunidades causan las uniones tempranas y forzadas

El matrimonio y las uniones infantiles tempranas y forzadas en niñas y adolescentes persisten en Ecuador, así lo revelan los resultados del estudio elaborado por Plan International, UNICEF y UNFPA en Ecuador que indica que, en Manabí, el 36,7% de las madres de entre 10 y 17 años están unidas o casadas[1]. El estudio enfatiza que las niñas se ven obligadas a unirse tempranamente como un escape a la situación de vulnerabilidad, violencia y pobreza que viven. 

La historia de Alba* no es la excepción.  Ella es una joven de 19 años oriunda de una comunidad rural en la provincia costera de Manabí. Creció con inestabilidad económica y por ende con muchos desafíos para salir adelante con su familia. Por esta razón, cuando tenía 13 años, se comprometió con un hombre de 18 años, quien sacó provecho de su situación de vulnerabilidad. Le prometió que dejaría de ser pobre y darle un mejor futuro. Alba quedó embarazada a su corta edad, y ya que su cuerpo biológicamente aún no estaba preparado para la maternidad, cuando tenía cuatro meses de embarazo, tuvo un aborto por desprendimiento de placenta.

Ella sufrió violencia intrafamiliar, vivió momentos muy dolorosos.  De parte de su pareja, todos los días recibía gritos, agresiones verbales, insultos y soportaba infidelidades. Una noche luego de tres años de estar comprometida, su agresor regresó a casa ebrio e intentó golpearla, ella no se dejó y en ese momento decidió llamar a su familia. Le fueron a recoger para que retorne a su casa, su lugar seguro.

 “Estoy sana y salva aquí en mi hogar. Soy consciente que aquella decisión que tomé fue la errada, pero tuve que vivir noches y días de tinieblas para valorar más a mis padres y hoy comprometerme a seguir cumpliendo mi proyecto de vida”, dice Alba con seguridad al recordar su duro pasado.

Su regreso significó enfrentarse a desafíos que igual persistían en su familia y comunidad, incluyendo una enfermedad de su madre y limitaciones para movilizarse desde su hogar. Sin embargo, Alba estaba determinada a cumplir sus sueños y dejar atrás los rezagos de su triste y fuerte experiencia.

Ella comenta que su comunidad aún es segura, sus vecinos y líderes comunitarios son muy unidos y hospitalarios, pero no logran tener vías de acceso. No cuentan con transporte público ni privado.

Esto ha sido así por mucho tiempo, ya que cuando era pequeña, ella recuerda que debía levantarse a las cuatro de la mañana y estar lista a las seis para cuando pasara el único carro que la llevaría al casco urbano donde estaba su escuela. Recuerda también que aquellos días cuando llovía, su comunidad se inundaba, había deslaves y el carro no ingresaba y no podía estudiar. Cuando eso sucedía acompañaba a su abuelo materno Juan a ordeñar las vacas y él llenaba una jarrita de leche para compartir.

Su familia está conformada por su mamá, su papá, tres hermanas y dos hermanos. A pesar de tener el desafío de movilidad en su comunidad, su mamá se ha dedicado a la comercialización de productos de catálogos como desodorantes, perfumes, bisutería, cremas, entre otros. Su padre es maestro constructor y también agricultor. 

La agricultura es la principal fuente de ingreso económico de su familia. En el año tan sólo realizan una cosecha de maíz; “hay años que la cosecha es buena y genera buen ingreso de dinero, otros años no ganamos nada, más bien perdemos dinero” cuenta Alba. El depender de una sola cosecha representa un riesgo para sostener el hogar pues la agricultura es extremadamente vulnerable al cambio climático y el aumento o escasez de lluvia termina por reducir la producción de los cultivos deseados en su zona. 

“En nuestra comunidad al no tener vías de acceso el progresar es difícil, pero no imposible, nos toca trabajar duro para apoyar en la educación de nuestras hijas e hijos para que logren alcanzar su proyecto de vida”, mencionó su mamá.

Alba fue niña patrocinada de Plan International desde los 5 años y ha tenido la oportunidad de participar en varios programas. Actualmente, forma parte de las Escuelas de Liderazgo y del proyecto Zona Libre de Embarazo en Adolescentes[2], en los cuales ha podido compartir su testimonio y experiencia para promover la importancia de la autoestima y de la resiliencia.

Además, Alba cursa el 2do año de bachillerato gracias a una beca de educación acelerada que recibió por parte de Plan International, la cual contribuye a que las jóvenes en situación de mayor vulnerabilidad accedan y permanezcan en el sistema educativo formal para mejorar sus condiciones de vida y oportunidades futuras. 

“Mi mayor sueño es culminar mi bachillerato para luego estudiar la carrera de ingeniería industrial y de tal manera, sea yo quien contribuya y sostenga mi hogar retribuyendo a mi mamá y papá todo el apoyo que me han dado”, afirma Alba.

Si quieres conocer más sobre historias inspiradoras sobre la práctica nociva del matrimonio y uniones infantiles, tempranas y forzadas visita el estudio https://plan.org.ec/uniones-tempranas-una-practica-nociva/ y conoce porqué debemos ponerles fin a las mismas.

Autora: Josselyn Bazurto, Técnica de Sostenibilidad

Oficina Manabí


[1] https://plan.org.ec/uniones-tempranas-una-practica-nociva/

[2] https://plan.org.ec/infografia-zlea/

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