Elisa: Liderazgo y determinación para el bienestar comunitario

Elisa ha desempeñado con orgullo y satisfacción una serie de roles a lo largo de su vida: mujer, madre, voluntaria, esposa, amiga y líder comunitaria. Realizada, solidaria, fuerte y determinada, siempre está dispuesta a colaborar y aprender. Elisa disfruta cocinar, coser y tejer, especialmente cuando lo hace en familia. Sin embargo, algo que ama es ser voluntaria activa y participar en proyectos que promuevan el bienestar de su comunidad. Orgullosa de su familia, comparte su vida con su esposo y sus tres hijos, dos de los cuales aún viven en casa. Todos comparten el interés por la acción comunitaria y participan activamente en los proyectos de Plan International en la zona.

Desde niña, Elisa soñaba con convertirse en abogada o ingeniera civil para trabajar en proyectos importantes en su comunidad. Sin embargo, debido a circunstancias económicas, optó por una carrera más corta, Belleza y Confección, la cual le permitió mantener y apoyar a su familia. Creció en una familia numerosa donde los recursos eran limitados y enfrentó el desafío de ser mujer en un entorno donde se pensaba que “las muchachas no sirven para estudiar, solo para criar hijos”. Su madre fue su aliada incondicional, alentándola a ella y a sus hermanas a seguir adelante, prepararse y valorar la educación. Hoy en día, Elisa encuentra ese mismo apoyo en su esposo, con quien comparte una visión del mundo, y en sus hijos, a quienes constantemente les enseña las lecciones que forjaron su determinación y voluntad para superarse.

Durante los últimos 17 años, Elisa ha dedicado su vida a ser voluntaria y líder comunitaria. Participó en talleres de autoestima, liderazgo y emprendimiento organizados por Plan en su comunidad, lo que no solo le permitió adquirir nuevas habilidades sino también generar ingresos adicionales para su hogar. Estas experiencias le ofrecieron nuevas perspectivas de vida, las que aplicó para apoyar el desarrollo de sus hijos y fortalecer la confianza y el apoyo mutuo entre sus vecinas.

Con el tiempo, las iniciativas que lideraba se convirtieron en un símbolo de protección, desarrollo y aprendizaje en su comunidad. Las habilidades como el liderazgo y la defensa de derechos que adquirió las aplicó tanto en su vida comunitaria como en su entorno familiar y personal.

Una de las experiencias más significativas para Elisa fue la construcción del centro comunitario, un proyecto en el que colaboraron varias organizaciones y la comunidad. Se encargó de la administración del centro y organizó diversas actividades, sintiendo profundamente la unión de la comunidad y el interés de las personas por mejorar su entorno.

Trabajar con jóvenes es una de sus actividades favoritas, disfruta apoyarlos y guiarlos con su experiencia y aprendizaje, especialmente al empoderar a las jóvenes sobre sus derechos e incentivarlas a estudiar y desarrollar un proyecto de vida. La igualdad de género es un tema crucial para Elisa, quien desde joven ha enfrentado desigualdades por ser mujer. Con la confianza en sus capacidades y la determinación para alcanzar sus metas, espera que las jóvenes de su comunidad también puedan ver su propio potencial y luchar por sus sueños.

El reconocimiento personal y comunitario ha sido constante en la vida de Elisa. Un hito destacado fue ser elegida “Mujer del Año” por la revista Hogar, un reconocimiento que la llenó de orgullo y realización. Este honor le permitió reflexionar sobre todo lo que ha aprendido y quiere compartir con sus compañeras, así como expresar su gratitud hacia quienes la han apoyado en su camino. A lo largo de su labor como voluntaria, ha experimentado numerosos momentos de satisfacción, pero uno de los más gratificantes ha sido sentirse querida y valorada por su propia comunidad, quienes reconocen y celebran su incansable esfuerzo y liderazgo.

En su camino hacia la igualdad, Elisa ha aprendido lecciones valiosas que han transformado su vida. El descubrimiento más significativo ha sido reconocer el verdadero poder que lleva dentro y el valor de alzar su voz. Al combinar estas cualidades, no solo puede alcanzar sus metas, sino también inspirar a otros a lograr las suyas. A las jóvenes y mujeres que transitan el camino del voluntariado y la lucha social, les aconseja ser pacientes consigo mismas y con los demás, mantenerse abiertas siempre a aprender y enfrentar la vida con valentía. Hablar sin miedo y creer en su capacidad para generar cambios son claves para avanzar y crear un impacto positivo en sus comunidades.

Autora: María Paz Hurtado, Voluntaria de Plan International

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