De la Adversidad al Emprendimiento: La Historia de Vida de Víctor

La historia de Víctor comienza en una pequeña comunidad del cantón Portoviejo, provincia de Manabí. La agricultura, especialmente la cosecha y comercialización de arroz y coco, es la principal fuente de trabajo de esa comunidad.

Víctor nos recibe en el patio de su casa, acompañado por su papá Manuel y su mamá Rosa, también tiene dos hermanas: Yamilet y Rossana; él es el menor. A pesar de las dificultades, el amor y el apoyo familiar son fundamentales en la vida de Víctor.

Su madre Rosa tuvo problemas en el parto y los médicos indicaron que a Víctor le faltó oxígeno en el cerebro, lo que le causó hipoxia cerebral. A los dos meses de nacido, Víctor no podía mover su cuerpo, solo la cabeza- mencionó su padre Manuel.

Él junto a su esposa buscaron apoyo médico, quienes pensaban que tenía hidrocefalia, pero con los respectivos exámenes se determinó que la condición de Víctor era de una persona sordomuda. Él recibió terapias por medio del Ministerio de Salud Pública, lo cual fue fundamental para su desarrollo.

Esto ha marcado su vida desde temprana edad ya que a partir de ello quedó con una discapacidad auditiva y verbal. A pesar de esto, su papá siempre ha dicho que Víctor capta todo muy rápido, lo cual llena de orgullo a toda la familia.

Con el apoyo de sus padres, logró ingresar a la escuela. Sin embargo, fue un desafío. La familia enfrentó la primera barrera social en atención a personas con discapacidad. “Las y los docentes de la escuela no estaban preparados para darme acompañamiento y enseñarme, lo que dificultó mi aprendizaje”; explicó por medio de señas Víctor.

“Mi papá destaca que siempre he tenido el valor y las ganas de defender los derechos de los demás desde que era un niño. Recuerdo una situación en la escuela donde defendí a mi mejor amiga y fui agredido físicamente golpearon con un palo de escoba mi cabeza. Esto marcó mi primera experiencia escolar, sufrí bullying y violencia dentro de la unidad educativa de parte de mis compañeros quizás por mi discapacidad”; agrega Víctor.

Después de este incidente, “Él llegó a casa visiblemente afectado. Lloraba mucho, se escondía y no comía, lo que nos llamó la atención. Fue entonces cuando descubrimos que había sufrido violencia y bullying en la escuela. Todo esto sucedió cuando él tenía tan solo 8 años de edad”, comentó Manuel.

Ante esta situación, Manuel y Rosa tomaron la decisión de mandarlo a estudiar al cantón Rocafuerte, cercano a su comunidad. Aquí, por primera vez, comenzó a recibir una mejor enseñanza y empezó a aprender. “Fue un cambio positivo en mi vida, un lugar donde por primera vez sentí que podía aprender y crecer”; expresó mediante un dibujo Víctor.

Sin embargo, una vez más, su familia se enfrentó a una barrera social; les indicaron que debía sacar a su hijo de la unidad educativa porque recibía el bono de desarrollo humano. Un bono mensual dirigido a personas con discapacidad igual o mayor al 40%, con el fin de cubrir carencias económicas y gastos que demandan la condición de discapacidad. “Mis padres sintieron que una vez más me discriminaron por mi discapacidad, lo cual fue muy doloroso para ellos”, indicó Víctor.

Su mamá y su papá siempre lo han apoyado y han luchado para que él tenga las mismas oportunidades que los demás, es por eso que toman la decisión de que su hijo continúe sus estudios en la comunidad donde residen. “Aquí, tuve la oportunidad de encontrarme con docentes que tenían empatía para enseñarme. Por primera vez sentí que era valorado y respetado por mis capacidades”; expresó Víctor.

Actualmente, está cursando octavo año de educación básica en una institución educativa pública. A pesar de las adversidades, está decidido a seguir aprendiendo y superar obstáculos.

La actividad económica principal para sostener a su familia es la agricultura, especialmente la cosecha de arroz. En el año 2020, durante la pandemia y en medio de la necesidad económica que tenían como familia, surgió la idea de crear y elaborar un vino de arroz. El hacer este vino es una tradición familiar que Manuel y Rosa ha llevado haciendo por años, pero esta vez tomaron la decisión de elaborar un vino de arroz artesanal y comercializarlo.

“Empecé tomar clases por internet de elaboración de licores artesanales y perfeccioné mi receta, logrando sacar al mercado mi vino de arroz con el nombre “Celencia”. Fue un momento emocionante para todos nosotros, ver cómo el esfuerzo y la dedicación dieron frutos”, expresó Manuel. Hoy en día, siguen trabajando juntos para crecer el emprendimiento y llevar su vino de arroz a más personas.

Hace 2 años, esta familia conoció a Plan International, quienes les hablaron sobre el programa laboratorio de innovación. Este programa trabaja para que los jóvenes en condiciones de vulnerabilidad, especialmente con mujeres y personas con discapacidad, para que desarrollen su capacidad emprendedora y alcancen su autonomía económica. “Tuve la oportunidad de presentar mi emprendimiento de macetas de coco ecológicas al equipo de Plan International, y a partir de entonces, formo parte del grupo de personas emprendedoras de la unidad de programas Manabí”; cuenta con una sonrisa por medio de señas y sonidos Víctor.

Plan International ha apoyado a Víctor con la entrega de capital semilla en especie, dotándole de herramientas que son útiles para la elaboración artesanal de las macetas de coco. Esta oportunidad ha fortalecido su emprendimiento y economía, y le ha permitido participar en ferias para dar a conocer su producto ecológico.

Por medio de un dibujo Víctor contó como inició su emprendimiento y su faceta de joven emprendedor:

“Mi madre, Rosa, y mi padre empezaron a participar en ferias de emprendimiento, pero al no poder dejarme solo en casa, me llevaron con ellos a cada feria. Fue en este acompañamiento que desperté mi espíritu emprendedor. Ver a mi mami y papi trabajar duro para sacar adelante nuestro emprendimiento me inspiró y me motivó a ser parte activa de este proyecto familiar ‘Celencia’.

 ‘Reci Coco’ comenzó cuando vi un trozo del tronco del árbol de coco del que salía una planta. Fue entonces cuando se me ocurrió la idea de elaborar macetas de coco a partir de este material natural.

Mi primera maceta fue grande, y para mi sorpresa, unas personas extranjeras que aparecieron por mi comunidad, les encantó lo que había hecho. Me propusieron comprármela por $40, a lo que acepté.

Esta experiencia fue la mayor motivación para mí. Decidí salir a recolectar más troncos y empecé a hacer más macetas.

Los precios de las macetas van desde $6 hasta $3 según el tamaño y la planta que lleve la maceta. Esta experiencia me ha enseñado que, con creatividad y esfuerzo, podemos convertir nuestras ideas en realidad. Estoy orgulloso de poder contribuir a mi familia y a mi comunidad con mi emprendimiento”.

 “Mi hijo es el mejor”, exclamó Manuel; él motiva a las y los jóvenes a seguir adelante, a tener perseverancia para vencer los obstáculos y cumplir sus sueños. Además, es un joven muy detallista y amable, cualidades que le permiten empatizar con sus clientes.

Víctor continúo dibujando y contó su sueño:

“Sueño con aprender herramientas que me permitan comunicarme, como leer y escribir. Actualmente, un grupo de jóvenes mujeres voluntarias me están enseñando lengua de señas, ya que, debido a mi edad, no puedo acceder a los servicios públicos de terapia de lenguaje.

Anhelo seguir aprendiendo, educándome y, sobre todo, lograr comunicarme con las demás personas y contarles sobre mi emprendimiento. Sueño con hacer crecer mi emprendimiento, vender más macetas y obtener recursos económicos para construirle una casa a mi mami y papi.

En su dibujo, Víctor expresa la gratitud hacia su mamá y su papá, quienes siempre lo han acompañado en este camino de ser un joven emprendedor. Él invita a que más jóvenes crean en ellos y en sus habilidades, e incursionen en el mundo del emprendimiento.

La historia de Víctor está llena de desafíos, pero también de amor, resiliencia y esperanza. A pesar de las dificultades que ha enfrentado desde su nacimiento, Víctor es un ejemplo de valentía y determinación.

Por medio del dibujo, sonidos y señas con mucho amor y gratitud, Víctor nos contó su historia.[1]

Autora: Josselyn Bazurto, Técnica de Sostenibilidad (período 2021- 2024)

Oficina Manabí


[1] Nota aclaratoria: Esta historia fue escrita a través de la interpretación de sonidos, señas y dibujos realizados por Víctor y el apoyo de su mamá y papá en la interpretación de las ideas de Víctor durante la entrevista sobre su historia de vida.