RAQUEL – Vidas que inspiran

La historia de Raquel es parte de la publicación “Vidas Que Inspiran” creada para conmemorar los 60 años de Plan International en Ecuador.

Mi trabajo como Gerente de Programas de Emergencia en Plan International Ecuador me encanta, pero mi historia en la institución va más allá del trabajo. Nací en la comunidad Marcopamba, en la provincia de Bolívar, en la sierra ecuatoriana. Marcopamba es una zona muy verde, llena de sembríos de maíz. Ahí viven unas 50 o 60 familias que se dedican a la agricultura y la ganadería. Como en todo pueblo pequeño, tenemos una escuelita, una casa comunal y una iglesia. Con los años, hemos logrado tener un sistema de agua potable y de regadío.

Yo fui Niña Plan, o sea, fui patrocinada por la organización. Recuerdo que cada mes, llegaban los promotores de la organización a dejarme cartas y detalles de mis tres madrinas, que me enviaban calcomanías de olores frutales que me gustaban mucho, porque eran novedosas para mí. Yo también les enviaba cartas de agradecimiento para decirles que sí recibía los detalles. Para mí era súper lindo esperar esas cartas.

Luego de un tiempo dejé de ser patrocinada, porque mi hermana pasó a serlo y no podía haber dos personas de la misma familia en el sistema de patrocinio. Entonces comencé a ayudarle a mi papá, que era voluntario de la organización. Juntos tomábamos datos de los censos que se hacían a las familias, una vez al año, para que los niños y las niñas participaran en los proyectos comunitarios.

En la universidad estudié Gestión de Riesgos y Administración para Desastres. Así, poco a poco, me fui involucrando con la cooperación internacional, en diferentes organizaciones. Aprendí mucho de grandes maestros que llegaron a mi vida, hasta que pude ingresar a trabajar en Plan International Ecuador. Yo ni siquiera me imaginaba que podría hacerlo, porque sabía que se requieren perfiles altos. Hace más o menos siete años trabajo aquí. Primero entré como técnica de un proyecto de preparativos de emergencias y desastres de la Unión Europea, implementado por Plan International Ecuador en asociación con el Ministerio Coordinador de Seguridad y la Secretaría de Acción de Riesgos; luego, asumí el rol de gerente de ese proyecto.

En Plan International Ecuador también hubo un llamado para asesoría de gestión de riesgos y cambio climático, y me postulé. Fui seleccionada para cumplir ese rol y mi responsabilidad era dar asistencia técnica a los colegas en campo. Este trabajo me gusta mucho.

En 2018, comenzó a llegar la migración venezolana a Ecuador. Desde Plan International Ecuador atendimos a esa población: entregamos kits de alimentos, higiene y abrigo a las personas que arribaban al terminal terrestre de Carcelén, al norte de Quito.

Recuerdo que conformamos un grupo de organizaciones para habilitar un albergue temporal, en Quito, para los migrantes, que se llamaba La Gran Sabana y era una iniciativa con la empresa privada. Las personas que llegaban caminando recibían alimentos e insumos de higiene, podían descansar y continuar su camino. Muchos iban hacia Perú.

Me gustaba mucho participar en las mingas de habilitación o planificación de donaciones. Cuando iba, las personas migrantes que estaban ahí me llamaban “mamá Raquel”, y sentía que al menos en algo les podía ayudar. Llegó un momento en que el funcionamiento del albergue ya no pudo continuar, pues necesitaba personal especializado y se mantenía con redes de voluntarios. Seguimos dando ayuda a los migrantes de otras formas, hasta que llegó la pandemia del covid-19, en 2020.

Entonces me asignaron la Gerencia de la Respuesta para el Covid-19. Ahí dimos alivio a todas las necesidades de la población afectada por la pandemia, tanto la ecuatoriana como la migrante. Se consolidaron consorcios con otras organizaciones para entregar kits de alimentos e higiene y pudimos llegar al 100% de las familias patrocinadas por Plan International Ecuador.

Recuerdo que los colegas de campo nos hacían llegar los mensajes de gratitud de las familias de las zonas más remotas a las que asistimos. Para mí, esos mensajes eran el motor para soportar las horas de trabajo extenuantes. En mi caso, combinaba el tiempo con el cuidado de mis pequeños hijos.

Me encanta el trabajo de asistencia humanitaria porque puedo aliviar el sufrimiento de las personas. Sé que las familias en emergencias o desastres pasan situaciones realmente fuertes. Sé que es difícil, pero los voluntarios buscamos aliviar ese malestar, al menos, a través de una ración de comida.

La acción humanitaria es ayudar a las personas pensando que podríamos ser nosotros mismos. En algunas ocasiones he invitado a mis hijos para que me acompañen a alguna actividad. Estoy convencida de que podemos alcanzar un mundo más justo si trabajamos con los niños. Mi hijo de nueve años es el que más se ha involucrado, él conoce mi trabajo y le gusta ayudarme a atender a las personas que más lo necesitan. Siempre estamos llevando cosas o juguetes en buenas condiciones para compartir.

En Plan International Ecuador realizamos una gestión de riesgos integral. Trabajamos en la prevención, es decir, evitar sufrir alguna emergencia, hasta reducir los impactos de una catástrofe, para que no sean devastadores. Debemos estar preparados para dar una respuesta oportuna y adecuada a las familias.

Visita https://plan.org.ec/vidas-que-inspiran/ y conoce más historias de vidas impactadas por Plan International en sus 60 años de presencia en Ecuador.

Mira a Raquel contarnos más sobre su historia.
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