María: una inspiración sobre fortaleza y superación
En un humilde sector, junto a un río nació María, nombrada en honor a la hermana de su padre. Hija de José, un dedicado jornalero agrícola, y Donatila, una madre amorosa y trabajadora, ella creció en un hogar sencillo pero unido. Fue parte de una numerosa familia de doce hermanos, seis varones y seis mujeres, donde a pesar de las limitaciones económicas, siempre prevaleció la solidaridad vecinal y el apoyo mutuo.
A los 15 años, María dio sus primeros pasos en el mundo laboral. Se trasladó a una ciudad grande para trabajar en servicio doméstico, motivada por el deseo de ayudar a su familia. Durante los 12 años que permaneció allí, no solo desarrolló habilidades laborales, sino que también descubrió su pasión por la repostería tradicional, un arte que más tarde se convertiría en su emprendimiento. Esta etapa fue crucial en su vida, forjando su independencia y fortaleza para enfrentar los desafíos que vendrían. Fue también durante este período cuando conoció al padre de sus hijos.
Al regresar a su comunidad, María había formado una familia en unión libre. Aunque la relación comenzó bien, con el tiempo se deterioró, principalmente por actitudes machistas. A los 30 años enfrentó uno de sus mayores retos: se convirtió en madre soltera con tres hijos pequeños, el menor de apenas 5 meses. Sin embargo, en lugar de rendirse, esta situación fortaleció su carácter. Con el respaldo de su familia y personas cercanas, logró sacar adelante a sus pequeños, demostrando una admirable fortaleza.

Su camino como líder comenzó de manera inesperada cuando la comunidad la eligió como presidenta, un cargo que mantiene desde hace más de 20 años. Su colaboración con Plan International ha sido fundamental para implementar proyectos que han mejorado la calidad de vida de su comunidad, como la instalación de baterías sanitarias. También participó en programas como Magias, Escuelas de Liderazgo, Zonas Seguras y Empoderamiento. Paralelamente, asumió roles como secretaria y presidenta del Seguro Social Campesino, donde aprendió a gestionar mejor la asistencia médica para los enfermos.
Hoy, a sus 61 años, María sigue siendo un faro de inspiración en su comunidad. Equilibra sus responsabilidades como líder comunitaria con su emprendimiento de repostería tradicional y manualidades. “No dejen pasar por alto que ayudar es algo muy importante en la vida…Quiero que me lleven dentro de su corazón como fui: la persona que les ayudó en comunidad.”
María personifica el servicio desinteresado y el liderazgo comunitario efectivo. Su historia nos enseña cómo la determinación, la fe y el amor por los demás pueden impactar no solo una vida, sino toda una comunidad.
Autora: Gladys Posligua, Facilitadora de Patrocinio
Oficina Manabí