CON EL CORAZÓN EN LA COMUNIDAD: “El CAMINO DE LUCHA Y LIDERAZGO DE LILLYA”
Lillya tiene 27 años y es originaria de una comunidad andina en la zona alta de la Cordillera de los Andes, cercana a la parroquia de Zumbahua en Cotopaxi. Este lugar está rodeado de paisajes hermosos, pajonales y grandes montañas. “Hace muchos años, según cuentan los mayores, existía una laguna en el sector. Eso dio origen al nombre de mi comunidad. Es un lugar al que tengo el orgullo de llamar hogar”, comenta Lillya con cariño.
Hoy en día, su comunidad es reconocida no solo por su belleza natural, sino también por su compromiso con la justicia indígena y por contar con un centro de acopio de cebada, que está implementado y estuvo funcionando, pero debido a la falta de recursos económicos, se están gestionando créditos para poder reactivar las actividades y comenzar a trabajar. El Centro de Acopio está conformado por 50 mujeres y 24 hombres. “Ya hemos avanzado en la formación de grupos de trabajo y hemos recibido talleres de capacitación en distintas áreas, como panadería, uso de molinos, trilladoras y motocultores. Contamos con grupos organizados y equipamiento básico, lo que nos permite estar listos para volver a poner en marcha el centro de acopio y generar oportunidades laborales para nuestra comunidad.” enfatiza.
Su familia está conformada por cuatro personas: su tía, su hija, su hijo y ella. Sus padres viven aparte y se dedican a la agricultura. “Esta tierra es generosa: se da la cebada, la avena, la papa, la arveja. La agricultura es una labor que admiro profundamente, ya que ha sido la base de nuestra cultura y sustento”, expresa Lillya.
Cuando era niña, ella fue patrocinada por Plan y eso marcó una gran diferencia en su vida ya que al recibir cartas y pequeños regalos la hicieron sentir especial y acompañada, incluso en momentos difíciles. También participó en talleres donde aprendió nuevas habilidades, conoció a otras niñas y niños, y creció en confianza. “Ser patrocinada no solo me ayudó en lo material, sino que me enseñó que no estaba sola, que había personas que creían en mí, y eso me motivó a seguir adelante”, recuerda.
Lillya fue madre joven. Tuvo a su primera hija a los 22 años y un año después nació su segundo hijo. A pesar de las responsabilidades que implicaba la maternidad temprana, logró terminar sus estudios de bachillerato, un logro que la llena de orgullo. Tiempo después, se separó del padre de sus hijos. Aunque fue un momento muy difícil, con el apoyo de su tía, padres, hermano y hermana, ha logrado salir adelante y continúa luchando por un mejor futuro para sus pequeños.
Su hija está patrocinada por Plan International, lo que ha significado un gran apoyo en sus vidas. Lillya trabaja como voluntaria en su comunidad, colaborando con otros jóvenes en distintos proyectos impulsados por la organización. Actualmente participa en el proyecto Educación para el Crédito, Ahorro y Emprendimientos (EDUCA), donde se desempeña como socia y tesorera. “Esta experiencia me ha permitido aprender mucho sobre organización, responsabilidad y liderazgo, herramientas que aplico todos los días para construir un mejor futuro para mi familia”, comenta
Además, forma parte de un emprendimiento comunitario de producción agropecuaria. Ha participado en talleres organizados por Plan y otras instituciones que intervienen en la localidad, ha recibido una beca escolar para su hija, insumos para huertos familiares y otros beneficios que han sido de gran ayuda para su hogar.
Los talleres de capacitación de Plan International no solo le permitieron desarrollarse en lo organizativo y productivo, sino también en lo personal. Lillya aprendió sobre temas de género, derechos de las mujeres, y la importancia de la equidad y el respeto. “Gracias a estos espacios entendí que mis derechos deben ser respetados y que como mujer tengo voz y valor. Eso me motivó a participar más activamente, no solo en mi hogar, sino en toda mi comunidad”, señala con firmeza.
Esa formación fue clave para que se animara a crecer como lideresa. Con el respaldo de su comunidad, se involucró en la política local. Actualmente, es vocal principal de la Junta Parroquial de Zumbahua, donde también lidera la comisión de fomento productivo y turismo. “Trabajo junto a mis compañeros vocales y al presidente parroquial, siempre con el objetivo de generar oportunidades y fortalecer las comunidades de la parroquia”, enfatiza.

A lo largo de su vida, ha enfrentado muchas pruebas, pero cada una le ha enseñado algo valioso: la importancia de luchar por sus metas. “Mi sueño es estudiar Administración en la universidad pública para transformar mi vida y la de mis hijos. Quiero ser su ejemplo, demostrar que con esfuerzo y perseverancia es posible alcanzar nuestras metas” comenta con ilusión.
Haber participado en los talleres de Plan le ha ayudado a crecer mucho. Ser madre, hija, voluntaria, lideresa y mujer de su comunidad la llena de orgullo. “Estoy agradecida con todas las personas e instituciones que me han apoyado, especialmente con Plan International. Gracias a ellos he podido crecer, formarme y soñar en grande, no solo por mí, sino por mis hijos y por todas las mujeres que, como yo, siguen luchando por un mejor futuro”, finaliza Lillya.
Autor: Fernando Morales, Técnico de Desarrollo Local
Oficina Sierra Centro