Wilma, una voluntaria abanderada
Con una sonrisa tímida pero contagiosa, Wilma, voluntaria comunitaria, comparte su alegría ya que pronto va a graduarse como bachiller. Un poco recelosa confiesa que no se imaginaba que este momento iba a llegar a su vida, pues se había hecho a la idea que su vida estudiantil terminó hace 17 años. Sin embargo, cuando se enteró que podía retomar sus estudios no lo podía creer, “al inicio tenía miedo, pensé que no lo lograría, pero ahora soy abanderada y estoy lista para graduarme”, comenta muy orgullosa.
En reconocimiento a su esfuerzo y al puntaje escolar más alto, Wilma fue designada Abanderada del Pabellón Nacional en su colegio, una institución educativa donde estudia con una beca otorgada por Plan International en la provincia de Cotopaxi, en la Sierra ecuatoriana.
A sus 34 años de edad, Wilma reconoce que no ha sido tarea fácil volver a estudiar porque las responsabilidades en su hogar no le permiten tener suficiente tiempo libre para hacer todos los deberes. Afortunadamente, sus hijos y esposo comparten las actividades del hogar y el trabajo en el campo, lo que le ha permitido destacarse como la mejor estudiante de su promoción.
Desde que reinició sus estudios, Wilma se levanta más temprano. Sus actividades inician con el canto del gallo a las 04:30 de la madrugada, hora en la que prepara un desayuno nutritivo para su esposo José, para sus hijos Juri de 15 y Ariel de 5 años y para ella. “Madrugo para tener tiempo para hacer deberes y estudiar”, comenta Wilma.
Luis Genaro, papá de Wilma, cuenta que desde pequeña ella ha sido muy dedicada y empeñosa. Actualmente, él la sigue apoyando, su rostro expresa alegría y mucho orgullo de los logros de su hija pese a las responsabilidades que ella tiene en su hogar.
A Wilma le gusta vivir en el campo rodeada de la naturaleza y la tranquilidad que le ofrecen los páramos. Vive a 3.500 metros sobre el nivel del mar, en sus tierras cultiva papas, habas, cebolla larga y cebada. Estos alimentos en su mayoría son para la alimentación familiar y el resto los comercializa en los días de feria en su comunidad.
José, su esposo, se ha convertido en un apoyo importante dentro su proceso educativo ya que él es quien lava la ropa, cocina, cuida los animales y labra la tierra mientras ella realiza sus deberes y tareas. “Mi mensaje es para los hombres como yo a que apoyen a sus mujeres para que estudien, a que las animen cuando no entiendan algo y sobre todo que las abracen cuando se sientan cansadas”, dice genuinamente José.
Wilma agradece a Plan International por la oportunidad que le ha brindado para estudiar y cumplir este objetivo y envía un mensaje a otras mujeres de su edad, incentivándolas a que no pospongan sus sueños ya que nada es imposible y todo es decisión de cada una.
Si quieres conocer más sobre becas que apoyan a mujeres como Wilma a cumplir sus sueños, visita: plan.org.ec/becas-escolares-unete-por-la-educacion/
Autora: Norma Charco, Facilitadora de Patrocinio
Oficina Cotopaxi